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Encuentra las| la guerreras que llevas adentro! (y sí lo personal es político)



Hace un par de meses traigo unas ganas de contarte, contarme, contarles de dónde vengo, o quizá simplemente lo que traigo dentro, ¿Ustedes saben de dónde vienen? ¿Se puede saber eso? ¿Se puede sentir en el cuerpo? ¿Pueden sentir la energía ancestral que cargan o arrastran?


Lo personal es político, lo escuchamos en la lucha social constantemente, y en este sentido es sumamente complicado descolonizar nuestra corporeidad, nuestra mente e inconsciente. Frente a los estudios del “Feminismo descolonial latinoamericano” nace con una fuerte influencia del feminismo autónomo latinoamericano que, a partir de 1980-1990, comenzó un proceso de desarrollo de pensamiento y prácticas políticas de resistencia para visibilizar la desigualdad de raza, etnia, clase, sexo y género en que viven buena parte de las mujeres de América Latina, nos damos cuenta que no basta con saber la teoría, sino que a nosotras, nosotros, nosotres nos toca la parte de integración intelectual, corporal y emocional en el sentido estricto.


Es decir nos toca, saber e investigar de dónde venimos, cuáles son nuestras raíces, entrar en un proceso interno, donde intervienen las distintas partes que te conforman, nuestra identidad nos pertenece, y nos obliga a quitarnos los deseos del Otro, y sumergirnos en la difícil tarea de descubrir las y la guerrera que llevamos dentro que siempre nos defenderá. “Los seres humanos no nacen para siempre el día que sus madres los alumbran: la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez, a modelarse, a transformarse, a interrogarse (a veces sin respuesta) a preguntarse para qué diablos han llegado a la tierra y qué deben hacer en ella.” (Gabriel García Márquez).



Soy una mujer en lucha social y en batallas íntimas que retumban fuertemente adentro y afuera, siento el cuerpo adolorido y la mente intranquila, escribo porque no tengo otra manera, escribo porque lo deseo y porque deseo compartir un pequeño fragmento de mi proceso de deconstrucción, y para quien me lea, aguante el dolor, la angustia e introdúcete en este camino oscuro, y rasgado que te llevará encontrar esa guerrera que llevas adentro ¡llevas potencia interna!





La voz interna no tiene género, tiene emociones.


Me sostengo ante el filo desbordado, o más bien no me sostengo, me desbordo. Confusiones radicales me atraviesan y me perforan, sólo perforan, no llenan. Mi existencia se ve y se siente preformada ante la limitación de definir quién soy. Acaso alguien puede definir, definirse ¿Quién es?
Trataré de definir; Soy alguien con ojos que sienten profundo, que miran y no descifran con claridad. Claridad es aquello que nunca he tenido, estos ojos que tengo están llenitos de agua del río, aquel que dejó de pasar hace años en el pueblo.
Esta mirada de río que tengo; incómoda, desvaría, juzga y tiembla cada vez que trato de tener un poco de claridad, creo que me siento desbordada, soy río desbordándose.
Soy alguien con una boca amorosa que roza suaves voces, las acaricia con ternura, contempla cuerpos y canta verdades. Mi voz tiene potencia y rudeza, se me atora en la garganta y me causa asfixia, a veces me mata, otras, sólo causa náusea.
Mi voz tiene la fuerza de atravesar cuerpos que importan, dañándolos, registrando huellas y horizontes.
Mi voz y mi canto, es canto de otros. Otros que me conforman y me dejan sin habla, me callan; soy el sonido de mi madre y de padre, de la abuela tina y del rancio Bonifacio, de aquel remolino que conforma el viento, de aquel aplauso de las manos de la abuela cuando hacia tortillas muy madrugadoramente en la cocina caliente.
Este canto que tengo es la forma que tengo para transmitir aquello que no tiene palabras pero que grita sin cesar. Que me grita ferozmente dentro, adentro y profundo sin cesar.
Esta voz que tengo me sirve para sostenerme y tenerme, para besar y para besarte.
Soy cuarteadura precisa de generaciones pasadas, reconstrucción de un edificio envuelto en miles de estructuras que me dejan sensaciones pocos claras, cimentaciones mal calculadas, tierra mal lograda.
El piso de mi estructura para unos cuantos bien lograda, para mí mal edificada, se tambalea, amenaza con derrumbarse, tendré que sacar ahora objetos buenos que pueda llevar, creo que me llevó la abuela Tina tomando pulque y cantando amores fingidos, también llevaré caminatas sobre la milpa, y las resbaladillas de arena roja que tanto ensuciaban y de tí Bonifacio espero no llevar nada.
Ahora soy yo quien decide qué llevar, y desde ahí trato de rediseñar los cimientos de mi caótica existencia.

Escrito por "Francesca Elizarraraz"

Directora de iDHis, A.C.

 
 
 

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