EL CUIDADO DEL PSIQUISMO: Derecho fundamental
- iDHis AC
- 9 abr 2020
- 3 Min. de lectura

En nuestra condición de seres humanos, la salud mental y física es un derecho fundamental, ello incluye, poder tener consciencia y saber distinguir entre de enfermedad y bienestar. Tener educación sobre ello; La salud es un estado completo bienestar (físico, mental-psíquico, social) y no simplemente “tener ausencia de enfermedad” en lo visible.
Cualesquiera que sean nuestra edad, género o antecedentes étnicos y socioeconómicos, consideramos que la salud es nuestro bien más básico y fundamental. Aunque muchos de nosotras, nosotros o nosotres no los conozcamos.


¿Qué pasa con aquello que no vemos pero sentimos? Les hablo de un orden psíquico, intangible y a veces imperceptible. Les hablo de las emociones y el derecho que tenemos a poder expresarlas, sentirlas y tener un espacio del cual podamos echar pie para la construcción de nuestra salud mental, repensarnos de distintos ángulos y colores posibles también es nuestra responsabilidad buscarla y del Estado brindarla.
Ahora bien ¿Cuántos de ustedes cuentan con un espacio terapéutico? o ¿Cuántos de ustedes se han puesto pensar que sus estados de emocionales interfieren en su cotidianidad?
Pareciera que el orden de las emociones es correspondiente a lo psíquico (lo intangible) y no cuenta como salud mental, ya que primero esta lo físico; lo tangible. Ello tiene que ver con lo incrustado de una estructura capitalista.

Las, Les y Los humanos valemos por lo que generamos (a mayor horas de trabajo, mayor capital -$$$-), por ello somos “Capital humano”. Y con esta etiqueta no existe un ser con profundidad en el interior, preocupado por como se siente.
Estamos educados bajo un sistema capitalista que violenta los derechos humanos a cada instante, las grandes empresas sostienen la cultura del trabajo como valor cívico, sin embargo debemos cuestionarnos:
¿De qué trabajo hablan?
¿Por qué ahora con ésta pandemia las personas deciden irse de vacaciones, poniendo en riesgo su vida y la de sus familias?
Debemos de pensar que la reacción de las personas en México al quererse tomar la cuarentena como unos días de vacaciones es una consecuencia a la explotación laboral que sufren, en donde sus jornadas laborales superan las 8 horas (más el tiempo de traslado), descansan un solo día (entre semana) y no tienen un periodo de vacaciones fijo, a ello le sumas que el salario mínimo no alcanza para pagar una buena salud.

La salud en México se hace visible a partir de que tan privilegiado eres. Las personas que pudieron resguardarse más de 45 días por la pandemia, son personas que cuentan con un salario digno, suficiente para mantener a toda su familia y pagar por servicio de salud privada, son clase privilegiada de la cual podemos hablar de Derechos Humanos.
Pero ¿Qué pasa con las demás personas que viven al día? En México hablamos que más del 50% de la población se encuentra en una situación de pobreza, qué no puede parar la vida laboral, porque sino trabaja no come, no hay garantía ni derecho a la salud.

Los pobres son los más vulnerables de contagiarse de COVID-19, sumándole que el Estado no cuenta con el servicio de salud adecuado para atender a todos los contagiados, no hay hospitales que cubran todas las necesidades de servicios que requerimos para esta situación,hablamos de restar y restar derechos que tenemos por el simple hecho de ser humanos y respirar.
Esta pandemia nos vino a recordar la incapacidad que tenemos de herramientas emocionales para metabolizar situaciones de esta magnitud. Es decir, para poder pensar ¡cómo nos sentimos emocionalmente!
Para esto se necesita tener tiempo y un espacio seguro donde poder reflexionar. Haber aprendido a reconocer estados psíquicos del más sencillo al más complejo, tener desde la niñez reconocimiento propio de nuestro cuerpo en conexión con nuestra mente y ello solo se logra con sensibilidad, mas no es posible, cuando se está pensando en tener hambre o en saber si hoy se sufrirá violencia.

Las capacidades que logra desarrolla esta población son distintas, más apegadas al ámbito de la supervivencia y no a la interioridad subjetiva. De ello hablo cuando menciono que la salud psíquica es un privilegio.
El coronavirus nos vino a presentar la poca emocionalidad que tenemos y que carecemos en lo individual y en lo colectivo, en lo personal y familiar. Ahora con un resguardo de más de un mes, ¿De qué hablamos con la familia? Con esos integrantes que nunca vemos debido a la larga jornada laboral, desconocemos todo de ellos.
Nos tenemos que preguntar ¿Por qué no hablamos de emociones? ¿De cómo nos sentimos con esta pandemia? ¿A caso tenemos miedo? ¿Miedo de la pandemia o miedo de reconocer lo que sentimos?
Escrito por "Francesca Elizarraraz"
Directora de iDHis, A.C.
Comments